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15 julio 2021

TUVO UN ENCUENTRO CON JESÚS AL ESTAR AL BORDE DE LA MUERTE

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JimWoodford no tenía interés en Dios hasta que tuvo una experiencia sobrenatural mientras estaba conectado a dispositivos en un hospital debido a una enfermedad grave e incurable. 

A los 61 años, a Jim le diagnosticaron el síndrome de Guillain-Barré. Después de quedar paralizado e incomunicado, tuvo un encuentro con Dios. Si bien los médicos y los miembros de la familia pensaban que se estaba muriendo, en realidad estaba volviendo a la vida de una manera inusual. Jim era un hombre muy ambicioso y estaba enfocado en brindar una vida de lujo a su familia.

Lorraine, su esposa, se había entregado a Cristo recientemente y quería ver cambiar el corazón de su esposo, así que comenzó a orar. “Le pedí a Dios que le hiciera conocer a Jesucristo, para que dejara de ser tan materialista”, dijo ella. Un día, Jim descubrió que tenía una enfermedad rara y que no había cura según los médicos. La enfermedad conocida como síndrome de Guillain-Barré ataca el sistema inmunológico hasta llegar a los nervios. Los síntomas comienzan con debilidad, hormigueo en los pies y piernas y luego se extienden a la parte superior del cuerpo hasta que ocurre la parálisis.

Durante los siguientes cinco años, Jim se basó en medicamentos recetados para controlar su dolor. “Se estaba volviendo una persona muy enojada. El dolor lo estaba consumiendo”, explicó su esposa. En abril de 2014, Lorraine hizo una oración desesperada por su esposo. “Le pedí a Dios que ‘lo rompa y lo vuelva a hacer’. Pero creo que debemos tener cuidado con lo que le pedimos a Dios”, enfatizó.

Ese mismo mes, Jim tenía tanto dolor que tomó cuatro veces la dosis recetada de su medicamento. Mientras estaba sentado en su camioneta, tenía una creciente sensación de ardor en las piernas. “De repente me di cuenta de que ya no podía respirar. Cuando estaba a punto de dar mi último aliento, en algún lugar dentro de mí que ni siquiera sabía que existía, grité que Dios me perdone. ¡Por favor, perdóname!”, reveló Jim.

Lo encontraron en su camioneta, inmóvil, y lo llevaron al hospital. Lorraine reunió a familiares y amigos para orar. “El médico jefe salió y dijo: su esposo no muestra actividad cerebral y sus órganos están dejando de funcionar. Por ahora está conectado a las máquinas y no hay forma de traerlo de vuelta”, recordó. En este punto, Lorraine comenzó a lamentar aquella oración que hizo. Pero lo que realmente no sabía era que Jim estaba experimentando algo grandioso.

Cuando Jim se quedó sin aire y se desmayó dentro del camión, inmediatamente tuvo algunas visiones. “Miré a la derecha y había una vista increíble de hermosas flores y prados. Y cuando miré a la izquierda, la hermosa hierba verde de repente se volvió marrón y caí en una grieta”, dice. Al ver una “criatura horrible”, como él la describe, comenzó a sentir terror. “Vi el odio en sus ojos, por mí y por toda la humanidad. Pero logré girarme hacia la luz, levanté ambas manos esta vez y grité: ¡Ayúdame, Dios! ¡Ayúdame!». 

“Todo lo que pensé que era parte de una vieja y loca leyenda es real. Es una dimensión que existe. Experimenté algo mucho más allá de lo que podría haber imaginado”, añadió Jim. Y continúa: “Vinieron tres ángeles y me llevaron al cielo. Me di cuenta de que estaba mirando nada menos que a Jesucristo, el Hijo de Dios. Y me miró y me preguntó: ‘Jim, ¿qué has hecho con la vida que el Maestro te dio?’ No le di respuesta. Cuando lo miré a los ojos, me sonrió. Él me conocía. Vi un amor y un perdón tan intenso por mí, que no los merecía”.

«Sentí que era Suyo para siempre. Lo que fuera que me iba a pasar, yo era Suyo. Yo lo amaba y Él me amaba a mí”, continuó. “Jesús dijo que debía regresar y contarles a todos lo que vi y de repente abrí los ojos y estaba en el hospital, en una camilla fría, gritando y asustando a las enfermeras”.

Al entrar en la habitación, Lorraine vio a Jim despierto y le contó su experiencia. “Lorraine, vi a Jesús”, comenzó diciendo. La esposa comprendió que era un milagro y que Dios lo había transformado, como lo pedía en sus oraciones. “Le pedí a Dios que lo rompiera y lo volviera a hacer. Ahora Jim está enfocado en Jesús y se ha convertido en un hombre muy amable”, celebró.

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